Altibajos, el transtorno de bipolaridad

Por Eva Montero (psicóloga del Deporte)   
viernes, 27 de mayo de 2011
Hay un trastorno en psicología clínica, llamado trastorno bipolar, que puede que a algunos os suene: lo padecen aquellas personas que pasan de vivir contentos y creerse los amos del mundo, a estar siempre tristes y sintiéndose débiles e insignificantes.

No exagero, es así. Un bipolar en su fase maníaca, que así se denomina cuando están en el polo positivo, puede arruinar a una familia puesto que se creen con derecho a todo y no tienen medida del gasto (me han contado de un caso, en que al individuo en cuestión le apeteció un mojito, con lo que ni corto ni perezoso cogió un avión y se fue a Cuba a tomárselo). En la otra fase, la depresiva, el polo negativo, es muy preocupante puesto que tienen pensamientos suicidas y son capaces de llevarlos a cabo. Suele tener origen genético y dependiendo de su gravedad (puede ser de leve a grave), necesita medicación.

Sin llegar a esos extremos, la mayoría de los seres humanos tenemos nuestras fases de "estar arriba" y "estar abajo", es decir, con el estado de ánimo alto o con la moral por los suelos. En muchas ocasiones existe una causa muy visible, como son acontecimientos o situaciones que vivimos: si acabamos de enamorarnos probablemente lo veamos todo de color de rosa, si en cambio hemos perdido nuestro empleo podemos ver el futuro un poco gris. Pero hay otras veces en que estás montado en la montaña rusa durante largas temporadas y no sabes como bajarte, no entiendes por qué estás así.

¿Y por qué ahora me encuentro mal?
Imaginemos que eres una “persona con suerte” porque tienes salud, dinero y amor: un trabajo relativamente bien remunerado, una familia que te quiere, disfrutas montando en bici y estás sano como una manzana. Pero, pese a todo esto, hay ocasiones en que no disfrutas con nada, no te apetece salir, cada vez te parece más aburrido tu trabajo y has perdido toda la ilusión por conseguir algo. Es como si tu vida careciera de sentido. En cambio, en otros momentos, estás bien, te das cuenta de todo lo que tienes y lo valoras. ¿Por qué me pasa esto? Es una sensación que a menudo tienen las personas que acuden a mi consulta. No parece que exista una causa justificada para pasar del blanco al negro y viceversa, y en cambio, ocurre.

Llegados a este punto, lo mejor es no darle importancia. Pensar que unos días son diferentes a otros y seguir con tu vida, que habrá momentos mejores. Si esto te funciona, no te preocupes más, pero si a pesar de eso tu bajón (que es lo que nos importa, porque los “subidones”, siempre que no te de por cruzar el Atlántico en pos de una bebida, son muy sanos) sigue y sigue, entonces habrá que buscar causas "ocultas" para estar así. Entre ellas puedes valorar:

- La estación del año y tus condiciones físicas. A los ciclistas nos encanta la primavera, brotamos sobre la carretera como las flores en el campo, pero como seas alérgico ya no te gusta tanto. Por otro lado, las personas con sobrepeso no llevan muy bien el calor, con lo cual el verano también les agobia. Y en otoño e invierno, como con el frío las salidas en bici se reducen, pierdes parte de los efectos beneficiosos del deporte (p. ej. el “chute” de endorfinas).

-  El tiempo. Un día lluvioso es bonito, despeja el ambiente, refresca si hace calor, pero un día tras otro, y otro, y otro, parece que te empape el ánimo. Más si estás con ganas de dar pedales y no eres de los que les gusta mojarse.

- Medicación. Justamente la otra noche dormí mal y me pregunté qué demonios me pasaba, que yo no suelo tener problemas de sueño. Cuando se me ocurre mirar el prospecto de un medicamento que empecé a tomar para el resfriado y resulta que en 1 de cada 10 casos produce insomnio: me tocó. Los corticoides, por ejemplo, pueden producir depresión. No obstante, yo recomiendo que los efectos adversos se lean sólo ni notas algo raro, porque a mucha gente le basta leer los efectos secundarios para automáticamente padecerlos.

- Estrés. Ésta es la más importante. Si llevas varias semanas trabajando a destajo, o estás preocupado por las notas de tus hijos, la salud de tus padres o falla la comunicación con tu cónyuge, ese cansancio psicológico mantenido está comiéndose tus defensas y en cuanto las defensas bajan (como con los resfriados) el estado de ánimo se resiente.

Cómo atenuar los bajones
Repasa lo que puedes arreglar. Por ejemplo, tus condiciones físicas. Si tienes sobrepeso no te quejes tanto del calor del verano y pierde esos kilos de más, no ya por estética, sino también por salud. Ya sabes que en la bici pesan tanto los kilos como la falta de entrenamiento. No busques excusas del tipo "es que como me encuentro mal necesito comer para animarme" porque eso es el chocolate del loro: te sientes bien de momento pero a la larga te estarás cada vez peor. Respecto a la alergia, si a pesar de estar vacunado te sigue molestando, no te obsesiones. Las enfermedades de tipo inmunológico tienen mucho que ver con la ansiedad, y cuanto más pienses qué mal te encuentras por culpa de la dichosa alergia peor te encontrarás porque estarás más nervioso, y ahí se fragua el bajón. Preocuparte y quejarte no te va a servir para atenuar los síntomas, intenta cambiar de pensamiento y centrarte en otras cosas más agradables. Sabes que tienes que sufrirlo unas cuantas semanas, pero que luego remite y con el sol y el calor se disfruta más de la bici.

Si el problema es el tiempo, porque es lluvioso o porque entra el otoño o el invierno y se reducen las salidas en bici, busca una alternativa para esos días malos. No te quedes tirado en el sofá viendo la tele repitiéndote a ti mismo qué asco de tiempo o qué mala pata que no puedo salir. La inactividad lleva inevitablemente al bajón. Ve al gimnasio, aprovecha para hacer cosas pendientes o disfruta del ocio con la familia a la que normalmente “abandonas” para irte con tu “querida” bici. En cuanto al estrés, para combatirlo hay que averiguar sus causas. Como he enumerado antes, puede ser por temas laborales, familiares o sociales. Pensad en qué es lo que más os preocupa y… a partir del próximo artículo empiezo una serie de textos sobre cómo detectar, analizar y combatir el estrés, porque este tema da para mucho.

Eva Montero es Psicóloga
psicoclidep@gmail.com

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