El estrés en el ciclismo..........



Por Eva Montero (psicóloga del Deporte)   
viernes, 22 de junio de 2012
En un artículo anterior comenté algo que seguro que para muchos de vosotros puede resultar sorprendente: que la bici puede provocar estrés.

Tenemos la idea de que el deporte sirve para relajarse, previene el colesterol, combate la obesidad, produce sensación de bienestar.... y es cierto. Pero hay ocasiones en que en lugar de mitigar el estrés, andar en bici lo incrementa. Hace poco me contaron que un cicloturista al que conozco había sufrido un ataque de ansiedad tal que tuvo que acudir al hospital. Para quien no lo haya experimentado nunca ni sepa en qué consiste, un ataque de ansiedad (también denominado ataque de pánico) es una sensación tan fuerte que parece que te vayas a morir. El corazón se acelera (taquicardia), te falta el aire (hiperventilas), e incluso puedes llegar a desmayarte. También puede producir sudoración, vómitos, temblores y sensación de irrealidad, como si no estuvieras en este mundo.

Otras personas sienten como una sensación de calor que les sube por el cuerpo, que perciben como muy desagradable. No obstante, a pesar de que parece que "no vas a salir de ésta" no conozco ni he visto documentado ningún caso de alguien que haya fallecido a causa de un ataque de pánico. Pero es tan intenso que por lo general a partir de ese momento empiezas a padecer de ansiedad y puedes desarrollar alguna fobia a lo que estaba presente en el momento del ataque (p.ej. miedo al coche si cuando lo sufriste estabas conduciendo).

El trabajo a la bici
La cuestión es cómo es posible, dado que el deporte por lo general baja la ansiedad, que un deportista sufra un ataque de pánico. Por lo que conozco de esta persona cuando sale con los compañeros suele enfadarse por cualquier cosa: que si no has dado un relevo, que si me has dejado solo, que si has hecho una maniobra que me podía haber llevado al suelo… si esto ocurre en sus momentos de ocio, qué no le ocurrirá ante asuntos más trascendentales dentro de su vida familiar o laboral. Tanta tensión acaba por hacerte explotar. Ya he comentado en otros artículos que hay que tener cuidado con extrapolar el ambiente laboral al ambiente ciclista, y esto cada día va yendo a más. A causa de la crisis, hay dos factores que están aumentando la preocupación y acumulando tensión en las personas que tienen un empleo:
- Miedo a ser despedidos o "regulados" dentro de un ERE.
- La especialización/diversificación del trabajo, que te exige ser multitarea y estar a la última en nuevas tecnologías. En algunas ofertas de empleo anuncian que se busca una persona "capaz de desenvolverse y adaptarse con facilidad a un entorno cambiante y de desarrollo". Suena muy bien pero es un tremendo esfuerzo añadido y más tensión acumulada.

La mezcla de ambos factores suele traducirse en un pensamiento muy común: "Si no estoy a la última y doy mucho más sí me echarán a la calle", a lo que algunas personas suelen añadir "y con lo mal que se me da a mí la dichosa informática". La preocupación por qué va a ser de ti y la sensación de indefensión ante lo que pueda pasar te vuelve hipersensible a lo que hay alrededor, y cuando coges la bici puede que saltes a la mínima que veas un mal detalle de un compañero, como el caso del cicloturista que menciono. Si te dicen que cada día te quejas más y estás más gruñón, o notas que regresas de la salida en bici más intranquilo de lo que saliste, plantéate si te estás tomando el ocio como un trabajo más. Quizá te convenga darte un respiro, dejar de salir alguna semana y hacer otra cosa, o incluso salir solo o con poca gente en plan disfrute, aprovechando para contemplar el paisaje y fijarte en detalles que pasabas por alto cuando vas concentrado en seguir una rueda.

Miedos
Otros factores que pueden provocar el estrés en la bici son miedos como el de rodar dentro de un grupo o el pánico al descenso. Sentirte inseguro pedaleando entre los compañeros o procurando no perder rueda en el descenso pese a ir muerto de miedo, puede aumentar tu nivel de estrés. Exponerte al miedo es una forma de vencerlo, pero si un día tras otro ese temor no desaparece es mejor que no lo sigas intentando. Es preferible, en esos casos, que, o entrenes una técnica psicológica (prometo hablar de ellas en otro artículo) o mejor no te expongas. Si te dejan de rueda en el descenso, que se vayan, y si te da miedo ver demasiado cerca el manillar del compañero, quédate atrás, escápate o ponte a tirar. No vale la pena sufrir por sufrir, si no eres capaz de controlar tu miedo, cada vez se hará más grande. Para exponerse hay que saber primero cómo hacerlo.

Competitividad
Ya lo he comentado alguna vez, pero creo que es bueno recordarlo: si no compites pero te obsesiona ése del club que andaba menos que tú pero que ahora llega por delante, no te pongas a hacer planes sobre cómo sacar tiempo entre semana para machacarte en el gimnasio y quitarle las pegatinas. Déjalo estar. Y si entrenar para bajar tiempo en una marcha o un ciclomaratón te está produciendo cambios de humor y quejas en tu entorno, mejor olvídate de la marca deseada y disfruta de esa marcha o ciclomaratón con tranquilidad. No tienes necesidad de demostrar nada a nadie, en todo caso, a los que están a tu alrededor, demostrarles que también son importantes y que tu vida no es sólo la bici.


Eva Montero es psicóloga del Deporte
psicoclidep@gmail.com - www.psicologiaclinicaydeldeporte.es

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